En este 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer, conmemoramos la lucha histórica de las mujeres en la conquista de sus derechos y seguimos bregando por alcanzar una igualdad real en todos los planos de nuestras vidas. A pesar de los avances, el campo de la salud sigue siendo un ámbito atravesado por fuertes desigualdades de género.
Queremos transformar un sistema de salud que, conformado en su mayoría por mujeres e identidades feminizadas en todas sus áreas, la igualdad de acceso a oportunidades laborales permanece en crisis, al igual que se perpetúa la brecha de ingresos hacia mujeres y disidencias. Las áreas de gestión en los servicios de salud y estamentos ministeriales siguen estando en manos de varones en su mayoría. La feminización de la salud no ha tenido su correlato en las decisiones sanitarias. La carga de la maternidad para las trabajadoras de la salud nos ubica en posición de desventaja en la medida que faltan recursos que igualen condiciones y posibilidades de cuidados para nuestros hijxs en los espacios laborales. Durante la pandemia, esta situación desencadenó una profunda crisis de cuidados que afecto a las trabajadoras esenciales en mayor medida, con efectos que aún hoy subsisten y se traducen en enfermedad y muerte prematura para muchas compañeras.
Queremos transformar un sistema de salud donde la perspectiva de género atraviese la formación de les profesionales desde las universidades, que jerarquice saberes y prácticas comunitarias para que los equipos de salud puedan dar respuesta a las necesidades de las mujeres y disidencias desde una mirada amplia integral de la salud y que dé cuenta de las múltiples intersecciones que afectan nuestras vidas.
Queremos un sistema donde se destierren los enfoques racistas, capacitistas y misóginos que vulneran el derecho a la salud de las mujeres y disidencias, que sostienen y reproducen la discriminación y la inequidad hacia las más vulneradas, donde se visibilicen las múltiples opresiones y violencias que padecemos también hacia dentro del sistema de salud.
Queremos transformar un sistema que perpetúa las desiguales condiciones de acceso a la atención, donde sabemos que las barreras económicas, geográficas y culturales impactan diferencialmente en la salud de las mujeres.
Queremos un sistema que sea accesible para las disidencias sexo genéricas y tenga en cuenta sus necesidades, que aloje las diversidades culturales y que contribuya a revertir las desigualdades injustas que les afectan, ampliando su representación entre los equipos de salud y eliminando las barreras que persisten en la accesibilidad al sistema por parte de estos colectivos.
Queremos ni más ni menos un sistema de salud feminista, donde se garanticen nuestros derechos sexuales, reproductivos y no reproductivos, donde se respete la soberanía sobre nuestros cuerpos y donde se acompañen nuestras decisiones amorosamente.
Dra. Pilar Galende
Presidenta FAMG